Una fuente cercana al cantante ha declarado, en News of the World, que “Estaba mentalmente roto durante los seis meses previos a su fallecimiento. Su adicción a los analgésicos le había afectado y es probable que ahí empezara todo”.
“Michael odiaba el sol y su vitíligo era un gran problema para él. Pensaba que tenía cáncer y que tenía varios tumores en el cerebro. En otras ocasiones decía que tenía frío y pensaba que tenía hipotermia y que le deberían extirpar alguna extremidad”.
“Las drogas provocaron que su mente entrara en un estado poco aconsejable. Es más, el motivo por el que no tocaba en directo era precisamente éste, siempre pensaba que estaba gravemente enfermo y que era imposible que diera un concierto en esas condiciones”.
Es triste confirmar que Michael estaba pasando por uno de los peores momentos de su vida cuando falleció. Aun así, pensamos que debe haber algún culpable de lo sucedido y que Jackson estaba ya con ganas de tocar en Inglaterra, de hecho los ensayos así lo atestiguaban. Esperemos que se haga justicia con uno de los mitos musicales del siglo XX.
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