Britney Spears lleva más de un mes detrás de adquirir un preciso Maserati valorado en más de cien mil dólares. De hecho, esta es la segunda vez que va a probarlo al concesionario, aunque la primera vez, que fue el mes pasado, no cuenta como prueba exactamente, porque ella se limitó a pasearse en el asiento del copiloto.Pero ayer se animó a conducirlo, y bajó emocionadísima del coche. Sin embargo, no todo son facilidades para la princesa del pop, ya que a pesar de ser dueña de una fortuna, necesita la aprobación del juez que lleva su caso para comprar cualquier cosa que cueste más de quinientos dólares.
Y como prueba de que el dinero no lo es todo, y de que no da el estilo ni la distinción, esta foto del día de la prueba. Debería de estar tipificado como delito en el código penal ir a probar un Maserati con el pelo tan sucio y sin sujetador…
















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